Lección 3 de Enrique Shaw: Lo que un empresario debe ser, no solo hacer
El ser sostiene al hacer, y no al revés.
Hemos hablado de la misión del empresario, del servicio, del progreso, de la dignidad.
Pero ahora Enrique Shaw nos confronta con algo más profundo: no se trata solo de qué debemos hacer… sino de cómo debemos ser.
Porque ninguna misión se sostiene si no nace de una identidad sólida. Y ningún liderazgo cristiano florece si no está sostenido por una vida interior coherente.
¿Qué se necesita para vivir la misión empresarial?
A partir de su propia experiencia y reflexión, Shaw señala tres grandes pilares. No son fórmulas, son exigencias personales. No son técnicas, son caminos espirituales.
1. Ser un hombre íntegro, no perfecto
La misión empresarial no se sostiene con títulos, ni con herencias, ni con buenos deseos. Se sostiene con hombres y mujeres que tengan una personalidad abierta, capaz de escuchar, aprender y darse.
Se trata de:
Tener dominio de sí mismo.
Ser ejemplo antes que jefe.
Inspirar, no imponer.
Corregir, sin humillar.
Escuchar con el corazón, no solo con la mente.
"Para instruir basta saber algo. Para educar, hay que ser algo."
2. Tener vida espiritual auténtica
No basta la buena voluntad.
El empresario cristiano está llamado a gobernar con humildad, con oración y con desapego.
A vivir su rol como una vocación, no como un privilegio.
El corazón del liderazgo cristiano no es el control, es la mansedumbre.
La autoridad se vuelve fecunda cuando nace del corazón humilde y orante.
“Aprended de Mí, que soy manso y humilde de corazón” (Mt 11,29)
3. Vivir con esperanza, incluso sin resultados inmediatos
Enrique Shaw insistía en que el empresario debe tener confianza en el bien, aun cuando los frutos tarden. Debe tener visión de largo plazo, sin caer en el desánimo.
Los frutos de Dios no siempre son rápidos, pero si son sembrados con fe, siempre son fecundos.
"Las obras de Dios son lentas. Pero eso no significa que no estén ocurriendo."
Frase para meditar
“No se trata solo de hacer bien las cosas. Se trata de llegar a ser la persona que otros necesitan que seas.”
Pregunta para discernir
¿Estoy invirtiendo tiempo en crecer como persona, o solo en mejorar mi empresa?
Oración breve
Señor, ayúdame a no perder de vista quién soy, ni para qué estoy aquí.
Que mi misión como empresario nunca se separe de tu mirada.
Dame paciencia, humildad, coraje… y un corazón que escuche.
Reflexión final
Ser empresario no es solo una tarea, es una manera de estar en el mundo.
Y en un mundo que nos empuja al hacer constante, volver al ser es un acto de fe, de valentía… y de amor.
No se trata de ser perfectos. Se trata de ser reales. De dejar que Dios forme en nosotros lo que queremos que se refleje en nuestras empresas. Porque el testimonio más fuerte que podemos dar como empresarios cristianos no es solo lo que hacemos, sino en quién nos estamos convirtiendo mientras lo hacemos.
Esta fue la última entrega de esta serie especial.
Gracias por acompañarme durante estas cuatro semanas.
Espero que cada reflexión haya sido, más que contenido, un espacio de encuentro contigo mismo, con tu fe y con tu misión.
No tengo todas las respuestas, pero sí el deseo sincero de caminar contigo.
Y si algo de lo compartido te resonó… entonces ya valió la pena.
Seguimos en contacto. Porque el camino del empresario con alma apenas comienza.
Un abrazo,
Javier Rivera
Tu opinión importa. Ayudame a mejorar respondiendo esta breve encuesta sobre el contenido que acabas de recibir.