Lección 2 de Enrique Shaw: ¿Cuál es tu verdadera misión como empresario?
Lo que haces importa… pero aún más, por qué y para quién lo haces.
Una cosa es dirigir una empresa.
Otra muy distinta es comprender qué significa ser empresario desde la mirada del Evangelio.
Enrique Shaw, en uno de los textos que más me impactó, habla de la misión del dirigente de empresa. No como una tarea técnica o un título administrativo, sino como una vocación integral que toca el alma, la sociedad y el Reino de Dios.
Nos propone tres dimensiones que, si las vivimos con conciencia, pueden transformar cualquier negocio en un espacio de servicio, crecimiento y dignificación humana.
Tres dimensiones de la misión empresarial
1. Servicio
El empresario cristiano no es el que “da trabajo”, sino el que sirve a través de su rol. No se trata solo de producir o generar empleo, sino de hacerlo con una actitud interior que reconozca la dignidad del otro.
Liderar desde el Evangelio es servir. No por conveniencia, sino por convicción.
2. Progreso
Dios no nos llama a quedarnos quietos. Nos dio talentos para hacerlos crecer, para dominar la tierra con sabiduría. El verdadero empresario no le teme a la innovación, pero tampoco sacrifica al ser humano en nombre de la eficiencia.
El progreso cristiano no es solo técnico: es humano, creativo, ético.
3. Ascensión humana
Esta es quizás la más olvidada, pero también la más hermosa. El empresario tiene la responsabilidad de que su empresa sea un espacio donde las personas puedan crecer, descubrir su valor, desarrollar sus talentos y acercarse a su plenitud como hijos de Dios.
¿Tu empresa ayuda a crecer a las personas que la habitan? ¿O solo les exige resultados?
La empresa como comunidad de vida
Shaw decía que la empresa es un molde para los hombres. No debe deformar ni degradar, sino formar. Es un espacio que condiciona —para bien o para mal— el crecimiento interior de quienes trabajan en ella.
Por eso, el verdadero líder no solo dirige: forma, eleva, libera.
Su autoridad no oprime, sino que abre caminos. Su liderazgo no anula, sino que impulsa.
Y si dirige desde la fe, sabe que su empresa también puede ser instrumento de gracia.
Frase para meditar
“El empresario cristiano no tiene que hacer más. Solo tiene que hacer todo de forma diferente.”
Pregunta para discernir
¿Mi empresa es un espacio donde otros pueden crecer como personas, o solo como empleados?
Oración breve
Señor, que mi empresa no sea una estructura vacía, sino una comunidad viva.
Que cada decisión, cada persona, cada oportunidad… sea ocasión de servicio, crecimiento y santidad.
Ayúdame a vivir mi misión con alegría y fidelidad.
Esta es la segunda enseñanza de la serie “Una inspiración y tres enseñanzas de Enrique Shaw para empresarios de hoy”, compartida desde el corazón de Empresarios - La Comunidad.
Seguimos caminando juntos. Nos vemos la próxima semana con la última enseñanza.
Un abrazo,
Javier Rivera
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